Aspectos Psicológicos
Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer es una situación que provoca un cambio en la vida de la persona y sus seres queridos.
Cada persona tiene su forma de ser, su modo de afrontar las situaciones difíciles, tiene un conjunto de creencias y valores y una forma determinada de ver el mundo; por lo tanto, será única la manera con la que cada quien afrontará el proceso de la enfermedad.
Es normal que te sientas afligida y al mismo tiempo tener emociones intensas a la vez.
Malestar emocional
La sensación de incertidumbre e inseguridad es la que probablemente caracteriza mejor esta experiencia. Otras reacciones emocionales que se pueden experimentar suelen ser:
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Enojo: “¿por qué a mí?, no es justo”;
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Tristeza: “soy una carga para mi familia”;
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Negación: “no es posible, tiene que haber un error”;
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Miedo: “¿me voy a morir?, ¿qué pasará con mis hijos?”
Entre muchas otras, hay tantas reacciones emocionales como personas. Ten en cuenta que no existen emociones negativas o positivas, todas las emociones son necesarias y tienen una función concreta. Algo que es muy importante, es no confundir estas reacciones emocionales con un trastorno psicopatológico.
Una forma de medir tu malestar emocional es mediante el termómetro del diestrés (insertar hipervínculo al termómetro del diestrés en Herramientas). Si tu malestar es muy intenso y muy frecuente, es importante que pidas apoyo psicológico.
Algunas recomendaciones son:
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Busca apoyo emocional en familiares, amigos y asociaciones que te brinden un espacio para compartir tu experiencia con otras personas que estén atravesando por la misma situación.
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Identifica los pensamientos negativos. Cuando experimentas una emoción que no te gusta, date un momento para reconocer qué es lo que no te hace sentir bien y trata de evaluar si hay una solución a este sentimiento y/o trata de explorar cuáles serían las formas para acercarte a esta posible solución.
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Recuerda que no hay sentimientos buenos y malos. Estás en un momento en donde experimentarás muchas emociones y todas ellas son válidas, date permiso de sentirlas y si alguna de éstas te está limitando en tu día a día pide ayuda a un profesional.
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Expresa tus emociones. Puedes expresarlas hablando con alguien a quien le tengas la suficiente confianza, escribiendo, pintando o incluso haciendo ejercicio.
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Evita exigirte sentirte siempre bien y las actitudes heroicas.
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Trata de ser activa, involúcrate, participa, pregunta, conoce sobre el Cáncer de Mama y los tratamientos que vas a necesitar.
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Al inicio, te sentirás muy abrumada con los cambios que se presentarán en tu vida diaria y con el exceso de información que estarás recibiendo. Algunas recomendaciones útiles son: asistir a las consultas médicas acompañada por algún ser querido que te brinde la suficiente confianza y tranquilidad.
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Ten la confianza de hacerle preguntas al médico; aun cuando esas dudas ya hayan sido resueltas en un momento anterior y no hayan quedado del todo claras o hayas olvidado la información que te dio.
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Tener información veraz y oportuna te permite prepararte psicológicamente para los cambios y los tratamientos que vayas a necesitar.
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Una forma de afrontar las situaciones difíciles es el apoyo en la religión, si tiene alguna, o apoyarte en lo espiritual porque da una mayor fortaleza interna y una orientación positiva.
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No te compares con otras personas. El comparar tu situación con la de otras personas puede provocarte dudas, temores o generar falsas expectativas.
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Pon énfasis en tus metas prioritarias, continúa realizando tus actividades y aquello que le da sentido a tu vida.
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Vive un día a la vez. Reconoce tus fortalezas y tus áreas de oportunidad.
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Esta experiencia permitirá que aprendas de ti y de los demás.
Recuerda
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Si el malestar es un intenso o persisten debes acudir con un especialista.
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No todos los aspectos psicológicos relacionados al Cáncer de Mama en mujeres jóvenes son negativos: se ha encontrado que las pacientes jóvenes con Cáncer de Mama en comparación con mujeres de su edad sin cáncer desarrollan mayor crecimiento personal, incluyendo la capacidad de interacción con otros, cambios espirituales y encontrarle un nuevo significado a la vida.
Entorno Familiar y Emocional
Familiar
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Tus familiares cercanos que te acompañan durante el proceso de la enfermedad suelen experimentar la enfermedad de manera directa, como si fuera propia, sienten emociones muy intensas, temen, se cuestionan, padecen y aprenden junto contigo.
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Comunicarles a tus familiares la información sobre tus tratamientos, consecuencias de éstos y cómo te sientes los hará sentir a ellos y a ti con menos incertidumbre, de tal forma que se podrán acompañar y sentir más apoyados durante el camino.
Pareja
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El hablar en pareja sobre sus miedos, el sexo, la intimidad y los hijos, les ayudará a mantenerse unidos.
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Cuando tu pareja es tu principal cuidador, es importante que esté dispuesto a pedir ayuda cuando lo necesite, y que reconozca y exprese cómo se siente.
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Es importante que le reconozcas el apoyo y el cariño que te brinda, trata de reforzar aquellos detalles únicos que tiene hacia ti.
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Tu pareja puede ser un apoyo fundamental para ti, pero puede darse el caso de que sea un estresor extra, sobre todo cuando hay problemas previos en la pareja que se agravan durante la enfermedad. Tómate tu tiempo y hazle frente a estas dificultades.
Hijos
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El ocultar el diagnóstico a los hijos para evitar que se preocupen, no es una buena alternativa.
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Ante todos los cambios que sucederán en tus rutinas, los niños pueden asumir que algo no anda bien e imaginar que lo que sucede es peor que la realidad.
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Trata de no aislar a tus hijos, ellos te necesitan, como tú los necesitas a ellos.
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En nuestro manual y la sección de herramientas, te compartimos tips y enlaces para comunicar la noticia a tus hijos de acuerdo a su edad.
Escuela y/o Trabajo
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Compartir la noticia en este ámbito no es obligatorio.
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Puedes compartir la noticia con todos o exclusivamente con tu jefe directo o directivos para que te apoyen en caso de que los tratamientos influyan en tu capacidad para desempeñar tu trabajo o que necesites faltar para asistir a tus consultas médicas, tratamientos, etc.
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El seguir estudiando, trabajando o comenzar a trabajar con horarios flexibles favorece que tengas una mejor calidad de vida. Trata de mantener tu rutina diaria lo más estable posible o mantenerte ocupada en actividades que te sean placenteras.
Cambios cognitivos
Las funciones cognitivas son la atención, la concentración, la memoria a corto y largo plazo, así como la habilidad para hacer diversas tareas al mismo tiempo y pueden verse afectadas por los tratamientos contra el Cáncer de Mama.
El proceso del diagnóstico de la enfermedad y de los tratamientos no es fácil, por lo que es probable que puedas sentirte preocupada y tu mente no esté tan atenta como siempre. Sin embargo, si tú identificas que, a pesar de hacer un esfuerzo por poner atención en tus actividades cotidianas, no te es sencillo finalizarlas o no logras recordar eventos importantes de tu día a día, es posible que estés presentando cambios en tus funciones cognitivas.
Algunos de los efectos secundarios de los tratamientos contra el Cáncer de Mama no pueden ser evitados; sin embargo, la estimulación de las funciones cognitivas y el ejercitar tu actividad mental te será de gran ayuda para combatir los cambios cognitivos.
Algunas de las estrategias que puedes utilizar en tu día a día son:
Atención
• Evitar distractores como ruido de la televisión, música, etc
• Sugerir hacer preguntas, tomar notas, confirmar si ha comprendido todo
• No mantenerse en la misma tarea por más de 90 minutos
• Tomar descansos de 10 o 15 minutos durante las actividades
Memoria
• Llevar una libreta en donde pueda escribir las tareas que necesitas hacer y ordenarlas por orden de importancia
• Utilizar una agenda para recordar actividades programadas
• Otorgar más tiempo que antes para recordar algo
• Hacer preguntas que acerquen a lo que se quiere recordar
Funciones ejecutivas
• Fraccionar las actividades en pasos y ejecutarlas una a una
• Realizar las actividades de acuerdo a su prioridad
• Otorgar más tiempo que antes para recordar algo
• Establecer rutinas para las actividades diarias
Recuerda
En ocasiones, estos cambios pueden ser prolongados.
• Por lo general, después de un año de haber finalizado el tratamiento, estos síntomas mejoran en gran medida o desaparecen por completo.